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Cinco pasos básicos para aumentar tu autoestima
“Enamórate de ti, de la vida, de lo que te rodea, de lo que haces y de quién eres. Walter Risó”
Muchas personas tienen una baja autoestima porque no se evalúan de forma clara. Dan mucha importancia a sus debilidades y destacan muy poco sus cualidades. Como comparan esta imagen con la de los demás, siempre se sienten inferiores. Para conseguir elevar su autoestima, es conveniente romper esa imagen distorsionada y evaluarse de forma más precisa.
¿Qué es la Autoestima?
Es la autovaloración que hacemos de nosotros mismos, de la propia personalidad, de las habilidades y de las actitudes, que son los aspectos que constituyen la base de la identidad personal. En resumen, es el grado de satisfacción que una persona tiene de sí misma.
Tener buena autoestima supone darnos cuenta tanto de nuestras virtudes como nuestros defectos, nos percibimos de una manera realista, nos aceptamos, sin que ello impida que queramos mejorar y aprender de nuestros errores.
Sin embargo, una baja autoestima puede afectar a diversos aspectos de la vida de una persona. Una persona con baja autoestima no reconoce sus cualidades positivas, puede criticarse a sí misma, sus acciones y habilidades, incluso culparse a sí misma cuando las cosas no salen bien. Pero no solo eso, nuestras relaciones sociales también se verán afectadas.
¿Cómo podemos conseguir mejorar nuestra autoestima? Te enseñamos cinco claves que funcionan para conseguir tener una autoestima sana.
Cómo mejorar la autoestima
Cuidar nuestro diálogo interno
Nuestra forma de hablarnos a nosotros mismos afecta a nuestra autoestima y determina el concepto que tenemos de nosotros mismos como persona. Es decir, te vas convirtiendo en aquello que crees que eres. Por ejemplo, si piensas que eres inútil y poco importante, acabarás construyendo una realidad congruente con esa imagen. Seguramente dejarás de hacer cosas que te gustarían hacer porque piensas que vas a fracasar.
Por ello hay que prestar atención a cómo nos tratamos a nosotros mismos y a cómo nos hablamos. En la mayoría de las ocasiones lo hacemos en automático y no somos conscientes de ese diálogo interno negativo que tanto daño nos hace.
Se trata de crear un diálogo interno constructivo por ejemplo, podríamos hablarnos de la siguiente manera:
“Lo que importa es hacerlo, no el que lo haga perfectamente. Es mejor que lo intente y ver cómo lo hago que no hacer nada”, “En otra ocasión me saldrá mejor”.
(en lugar de “No sé cómo hacerlo”, “No valgo para nada”, “Nada me sale bien”).
Pero no basta con generar pensamientos nuevos, también es necesario construir conductas congruentes con la nueva imagen.
Toma las decisiones por ti mismo
Tomar decisiones basándose continuamente en la aprobación de los demás tiene consecuencias negativas en la autoestima. Por ese motivo, es primordial aprender a tomar decisiones por ti mismo, ya que tú eres el único que conoce que es lo que te gusta o te desagrada hacer, qué es lo que necesitas en ese preciso momento y nadie más es capaz de saber cómo te sientes.
Es importante que antes de tomar una decisión, analices las consecuencias que tendrá y si te va a satisfacer personalmente cuando lo hagas.
Plantearse objetivos que siempre podamos alcanzar
Plantearnos objetivos poco realistas nos producirá una continua frustración y una baja autoestima cuando comprobamos que no hemos logrado conseguir aquello que deseábamos.
Es esencial, marcarnos objetivos sencillos, realistas, que juntos y poco a poco podamos llegar a un objetivo más amplio a largo plazo. Antes de empezar es conveniente que realices la siguiente pregunta: ¿realmente quiero conseguir ese objetivo?.
Hazte atribuciones internas sobre lo que has conseguido
Cuando hay un déficit de autoestima, consideramos que las cosas buenas que nos suceden son fortuitas, propias del destino o la suerte; sin embargo ante acontecimientos negativos hacemos atribuciones estables e internas. Es decir atribuimos nuestro fracaso a factores internos como por ejemplo; pensar cuando nos ha salido algo mal “No valgo para nada”, “Todo me sale mal”, y atribuimos el éxito a factores externos como por ejemplo, “Si saco buena nota en un examen es porque ese día tuve mucha suerte”.
Una persona que efectúe atribuciones internas a sus éxitos ganará en motivación y autoestima.
Acepta lo que no puedes cambiar y esfuérzate en lo que puedes trabajar
Lo primero que hay que hacer es reconocer esas debilidades y aceptarlas. Tendremos una autoestima saludable si aceptamos parte de lo que no podemos cambiar como por ejemplo, la altura e invertimos todo nuestro esfuerzo en trabajar todas aquellas capacidades y fortalezas que tú consideras que posees.
Para identificar tus fortalezas hazte las siguientes preguntas: ¿Qué se te da bien?, ¿En qué destacas?, y tómate unos minutos cada día para reflexionar sobre si estas aprovechando todo lo bueno que tienes.