¿Qué es la insuficiencia venosa?
La insuficiencia venosa superficial (IVS) de miembros inferiores es lo que comúnmente llamamos “varices”. Se trata de un síndrome muy común, que afecta a la calidad de vida de las personas que lo padecen. No solamente se trata de un problema estético, sino que en la mayoría de ocasiones se traduce un problema médico del sistema venoso de los miembros inferiores, lo que conocemos como problemas de “circulación” en las piernas.
¿Por qué aparecen las varices?
El principal factor de riesgo para desarrollar varices es la herencia recibida, junto con otros factores (sobrepeso, sedentarismo…), siendo las personas que tienen más riesgo de sufrir las formas más sintomáticas del síndrome aquellas que por su trabajo permanecen mucho tiempo de pie (enfermería, peluquería, hostelería…). El tabaquismo, los anticonceptivos orales y enfermedades crónicas como la diabetes o algunos tipos de cáncer, pueden favorecer la aparición de complicaciones en las varices.
¿Cuáles son los síntomas y signos de las varices?
En muchas ocasiones el síntoma fundamental de las varices es la “pesadez de las piernas”, que aumenta progresivamente durante el día y con la presencia del calor. Los pacientes refieren tener la piernas “muy cansadas” al final del día, con necesidad de poner los pies en alto al llegar a casa. Otros síntomas habituales cuando se tienen varices, coincidiendo en la localización de las varices son dolor, quemazón, escozor o picor, o la presencia de calambres nocturnos. Si aparece alguno de estos síntomas, asociados o no a varices visibles, hay que investigar la posibilidad de una insuficiencia venosa superficial como causa.
Los signos iniciales suelen ser varices visibles, principalmente en la pantorrilla y en cara interna del tobillo. Puede asociar períodos de edema o hinchazón de la piel y la grasa subcutánea, sobre todo en los meses de calor. La progresión de la enfermedad, aparte de hacer más visibles las varices, termina dañando la piel de la pierna con producción de eccema, atrofia cutánea, cambios de coloración de la pierna que suele verse como oscurecimiento alrededor y por encima del tobillo y, en los casos más graves, puede llevar a formar úlceras de difícil curación que suelen tener mala evolución si no se trata la insuficiencia venosa que lo produce.
Si se retrasa mucho el diagnóstico y correcto tratamiento de las varices, el problema de la insuficiencia de las venas puede pasar a las venas profundas, que son las encargadas de devolver la sangre de la pierna hacia el corazón, lo que puede acabar en una trombosis de la pierna, enfermedad con mucho riesgo y complicaciones.
¿Cómo saber si se tienen varices?
El diagnóstico de la enfermedad se basa en la aparición de los síntomas y signos que hemos explicado más arriba, acompañado de un estudio de imagen mediante Ecografía Doppler para determinar la extensión de las varices, ver donde se originan las varices y por lo tanto poder ofrecer un tratamiento adecuado a cada paciente. El estudio ecográfico es una herramienta imprescindible para planificar el tratamiento con éxito.
¿Cuáles son los tratamientos contra las varices?
En cuanto al tratamiento, son muy importantes las medidas higiénico-posturales básicas, entre ellas evitar el sedentarismo y el sobrepeso, elevar las piernas durante el reposo y los cuidados e hidratación correcta de la piel. El uso de medias de compresión puede aliviar los síntomas y retrasar el desarrollo de la enfermedad en sus fases iniciales, mientras que los fármacos venotónicos (Daflón, Venorutón…) se utilizan cuando aparecen los primeros síntomas, aunque muchos pacientes no notan una mejoría significativa con ellos.
De los tratamientos invasivos, la cirugía clásica consiste básicamente en ligar y extraer los cordones varicosos a través de una serie de cortes en la piel, bajo anestesia general o epidural y, generalmente, con ingreso hospitalario. Esta cirugía, todavía hoy utilizada con asiduidad, deja varias cicatrices junto con hematomas postquirúrgicos. También presenta un aumento del riesgo de trombosis venosa profunda por la inmovilización y otras complicaciones relacionadas con la intervención. Se trata además de un procedimiento con un postoperatorio doloroso y muy incómodo, requiriendo bajas laborales largas con evidente disconfort del paciente. Los resultados del tratamiento quirúrgico suelen ser buenos inicialmente, aunque la reaparición de las varices en un corto período de tiempo es muy frecuente.
Desde hace unos pocos años han aparecido nuevas técnicas asociadas al desarrollo tecnológico de los ecógrafos y de los procedimientos de la Radiología Intervencionista, que han supuesto una revolución en el tratamiento de las varices. El concepto es similar a la cirugía clásica, se trata de destruir o anular las venas que no funcionan bien y así eliminar las varices molestas. Sin embargo, a diferencia de aquella, trata de respetar la mayoría de las venas para que vuelvan a su calibre y función normales. Para ello es imprescindible el estudio mediante Eco-Doppler tanto antes del procedimiento como durante el mismo, dado que todo el proceso se realiza con control visual ecográfico continuo. Las ventajas respecto a la cirugía son múltiples y os las iremos explicando a través de este blog, así como todos los consejos para prevenir y disminuir las molestias y los síntomas que produce esta enfermedad.
Como bien ha explicado el Dr. Jorge Gomez, las varices tienen solución, aunque no siempre se aplica la menos dolorosa. Por ello, si tenéis varices, no dudéis en consultarnos o en poneros en contacto con nosotros. El Dr. Gomez os atenderá encantado.