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5 consejos para madres con dos hijos
Ser madre por partida doble no es una tare fácil, nosotros lo sabemos por experiencia propia. Si bien es cierto que la maternidad se disfruta de una manera muy distinta –sin tantos agobios por todo y sin tanto estrés por lo que dirán- la vida se complica ya que las tareas no parecen solo multiplicarse por dos, sino por mil.
Sabiendo que muchas nos preguntáis cómo nos las hemos arreglado, os dejamos aquí algunos consejos que nosotros mismos hemos confeccionado para que la vida os sea un poquito más fácil.
Los consejos que toda madre con dos hijos tiene que saber
Establece rutinas
Como ya hemos dicho, las tareas parecen multiplicarse por mil. Por eso es esencial que se establezcan una serie de rutinas, pero para todos. Eso de estar haciendo la compra todos los días, la colada o recoger la casa a diario se va a convertir en una odisea. Para ello, lo mejor es que tanto tú como tu pareja y tu hijo mayor, os creéis una serie de rutinas que deberéis cumplir. De este modo, también se repartirán las tareas y tú te sentirás menos agobiada, tu pareja te apoyará mucho más y tu hijo mayor empezará a adquirir dotes de hermano mayor. Esta es la mejor forma de encontrar tiempo para disfrutar con tus pequeños en el parque o viendo una peli y de que ser madres con dos hijos o más, no acabe con vosotras.
Crea un espacio para el amor
Muchas madres con dos hijos -o más-, se ven tan sobrepasadas por las exigencias que pierden la noción del tiempo y sólo se centran en los peques y en la casa. Por eso, es imprescindible que, en vuestra rutina de pareja, creéis un espacio solo para vosotros. Salid a cenar, al cine, a pasear… ¡lo que queráis! De este modo, conseguiréis descansar un poco y reconectar con vosotros mismos, por eso temas como los niños, la casa, la economía familiar o el trabajo tienen que estar prohibidos en ese momento.
Potencia el hecho de ser hermano mayor
Muchos niños se sienten un poco alejados cuando llega su hermano o hermana ya que mamá y papá están muy ocupados en las tareas y en todo lo que implica ser padres por partida doble y esto puede derivar en problemas de celos. Por eso, es muy importante que ensalces lo orgulloso que debe sentirse tu peque de poder ser el hermano mayor. Para ello, deja que actúe como tal y elógialo por la independencia que ha conseguido. Más que premiarle con juguetes o regalos, haz que se sienta de verdad como un hermano mayor pidiéndole que te ayude a cuidar del bebé y que se involucre en las tareas del baño o de las comidas, por ejemplo. Esto, además, te permitirá tener un momento de descanso y que puedas disfrutar de tus dos o más hijos a la vez.
Deja que el mayor se convierta en pequeño de vez en cuando
Muchas veces, se nos olvida que los hermanos mayores también son niños y les exigimos demasiado. Si bien es cierto que ellos se quieren hacer los independientes y los mayores, es importante que le concedas algunos momentos de niñez. Por eso, juega con él a lo que más le guste y dale todos los mimos posibles mientras el bebé duerme. Aunque sea capaz de hacer muchas cosas por sí mismo como comer, esperar pacientemente contigo a que acabes con el bebé, etc., ellos también necesitan sentirse niños todos los días.
Cada cual a sus cosas
Si ya son los dos relativamente mayores, cada uno habrá desarrollado sus propias habilidades y, es verdad que el hecho de que compartan actividades ayuda mucho a la organización familiar, esto puede suponer diferencias entre los hermanos porque el mayor siempre tendrá que esperar al peque y el peque siempre se sentirá frustrado porque el mayor todo lo hace mejor. Por eso, respeta las diferentes necesidades de cada uno y potencia todas esas diferencias, haciendo que los dos siempre se apoyen el uno al otro y evitando así la aparición de celos entre ellos.
Recuerda que es esencial hacer que el hermano mayor se sienta integrado en la vida familiar desde el minuto uno en el que el bebé llega a casa pues, si no esto creará una relación poco afectiva entre hermanos debido a la aparición de celos. Este, aunque no lo parezca, es un problema bastante común con fácil solución, aunque por lo general, se debe pasar por un psicólogo infantil.