Todo lo que necesitas saber sobre los lavados nasales para niños
El frío ya se está haciendo notar y, con el invierno valenciano en pleno apogeo, es muy normal que los peques empiecen a tener muchos moquitos. Durante sus primeros años, es muy importante hacerles los lavados de las fosas nasales, sobre todo a los bebés y en esta época del año, pues ellos no saben respirar por la boca. Los mocos hacen que respiren con dificultad y pueden provocar molestias agudas a la hora de respirar, por eso los lavados nasales para los niños son tan importantes.
¿Con qué frecuencia se deben hacer los lavados nasales?
Por lo general, los lavados nasales se hacen con suero fisiológico o agua de mar –que es lo mismo- y un sacamocos –más conocidos como aspiradores-. Son su pañuelo diario, o el nuestro más bien. Los peques que aún no saben sonarse necesitan hacerse los lavados nasales para poder respirar bien y sí, se hacen tantos lavados como el peque necesite.
Pero, ¡ojo! No todos los lavados que le hagáis a vuestro bebé deben hacerse con el sacamocos porque su uso continuo puede provocar molestias en el oído y resecar la mucosa a causa de la presión de succión que hacen cuando se usan. Lo mejor es limitar el uso de los sacamocos a un par de veces al día: por la mañana nada más levantarse y antes de acostarse para que tengan buena noche.
Las limpiezas con suero fisiológico se pueden hacer tantas veces como se quiera pues favorecen la mucosa interna y no son tan molestas para los peques, aunque por supuesto se quejarán. Para recoger los moquitos, lo mejor son pañuelos suaves pero sin olores como el mentol, o toallitas húmedas para que no se les reseque la piel después.
Recomendaciones de aplicación
Los mejores momentos para hacerles los lavados nasales a los peques, como ya os hemos dicho, son por la mañana y antes de dormir, sobre todo si lo vais a hacer con el aspirador. Si vais a usar solo el suero, es mejor hacerlo antes de las tomas para que no se atraganten con la lecho o, en el caso de que le deis el pecho, no pueda succionar. Para aplicarles el suero, os recomendamos seguir estos pasos.
- Tumbad al peque, boca arriba o boca abajo, no importa siempre que se deje hacer.
- Sujetadle la cabeza un poco hacia el lado para que la introducción del suero sea menos invasiva y molesta. Una vez esté más o menos quieto, echadle el suero por el orificio que está más arriba. Por ejemplo, si el peque tiene la cabeza hacia la derecha, introducidlo en el orificio izquierdo.
- Sienta al peque para que no se atragante y así, ayudarle a expulsar los moquitos. Si ves que la nariz está muy obstruida, repite el proceso pero masajéale la fosa nasal para reblandecer los mocos y échale más suero. ¡Así salen seguro!
- Repetir la maniobra en el otro orificio, ¡y listo!
Parte de los moquitos los expulsará y, algunos, se los tragará. Es totalmente normal cuando se hacen los lavados nasales. Recordad que si notáis algo raro o sospechoso, lo mejor es ponerse en contacto con el pediatra.