DEJA DE HACER DIETAS: ACUDE A UN NUTRICIONISTA
Sí, has leído bien. Los nutricionistas no hacemos dietas. Puesto que obesidad y sobrepeso son la nueva epidemia que nos está matando y enfermando (diabetes, ataques cardio-vasculares), nuestra función es clara:
En primer lugar, cambiar en el imaginario colectivo lo que entendemos por objetivo de la pérdida de peso, o lo que es lo mismo, pasar de tener un objetivo estético que tanta infelicidad y frustración genera, por un objetivo de salud. Y en segundo lugar, modificar los hábitos alimentarios de las personas cuando no son los correctos puesto que dichos cambios perdurarán toda una vida, en lugar de seguir dietas que durarán temporalmente y nos devolverán a nuestro estado inicial una vez acabemos con ellos.
¿Y cómo encontrar un nutricionista de los que no hacen dietas?
En un país carente de regulación suficiente al respecto, así como la ausencia de nutricionistas en Sanidad Pública, se convierte en reto el poder identificar a un buen profesional de la nutrición entre la multitud de vendedores de humo, dietas milagro (con rebote incluido, claro), chefs regordetes y pizpiretos –denote el lector la ironía- que igual que te revelan el secreto del Bacalao al Pil Pil te “descubren” nuevas cualidades de los alimentos en programas de televisión dotados de más recursos económicos que muchos centros de investigación españoles, y/o famosillas sílfides consideradas expertas en nutrición pero que no saben que es un hidrato de carbono en la intimidad. Y quien dice humo dice productos détox, alcachofiles, quema-grasas y otros muchos que no suelen producir una pérdida de grasa si no de agua y te quedes más sequito que Murcia en agosto pero contento y con la misma grasa y los hábitos que te hicieron ganarla. Poderoso caballero es don Dinero.
A esto se le suma el modo en que hoy en día se nos presenta la información sobre alimentación ante ojos y oídos: inmediata, masivamente y normalmente sin aplicación de un filtro de evidencia científica, aunque esto depende del receptor. Tenemos más información y menos tiempo para gestionarla o contrastarla, tanta que es difícil centrar la atención en una sola fuente o discernir entre lo que podría ser veraz y lo que es falso. Y es que se recibe más cantidad de nueva información ojeando artículos compartidos por usuarios de Facebook en un trayecto de metro que la que pudieron recibir nuestros antepasados en un periodo de años.
Igualmente importante son los medios que la difunden, cuya ética es en algunos casos cuestionable, en ocasiones por algo tan simple como que dependen en exclusiva de los ingresos publicitarios, perdiendo así su independencia. Y por último los tan mundialmente presentes conflictos de intereses (money, money) que suelen ser el pecado capital acometido por las profesiones sanitarias, y que lamentablemente ocurre más de lo que pensamos.
Y es que el instrusismo, cuando es en el campo de la nutrición, parece menos intrusismo. Utilizaré como ejemplo otras profesiones de la salud para explicar esto: sólo iríamos a una clínica odontológica para tratar una caries, acudimos a un ginecólog@ durante el embarazo, a un cirujan@ para extirpar un quiste o llevamos a nuestros hijos al pediatra…de ese mismo modo, cuando el problema que nos concierne está relacionado con la alimentación, los profesionales que aseguran en mayor medida un tratamiento adecuado son los dietistas- nutricionistas. Así es como nos llamamos en realidad, y así se llama nuestro Colegio profesional (Colegio Oficial de Dietistas Nutricionistas de la Comunidad Valenciana), un lugar físico y en la red donde encontrar a nutricionistas de verdad.