Este post va dedicado a los padres primerizos que a menudo se muestran angustiados al llegar a casa y después del primer baño de su pequeño, han de enfrentarse a la cura del ombligo.
En cierto modo es lógico, pues tocar algo desconocido y tan delicado como es la inserción del cordón umbilical y la cura del ombligo del recién nacido, y encima tener que hacer curas tópicas con el miedo de que no se infecte, supera las expectativas de los padres noveles. Y la verdad, no es para menos, ya que a muchos les puede dar un poco de aprensión.
¿Cómo hay que hacer las curas del ombligo del recién nacido?
Muchas veces, las instrucciones por parte del personal sanitario y la sabiduría popular a menudo vierte recomendaciones contradictorias que hacen que muchos no sepan realmente cómo realizar las curas del ombligo del recién nacido. Hoy en día está en desuso la antigua Mercromina que dejaba las barriguitas de los bebés como un “Gusiluz”. Se suele recomendar lavados con agua y jabón dejando secar al aire y cubriendo la base del cordón con una gasita o bien, curas tópicas con alcohol de 70º con el mismo procedimiento posterior.
Hay que tener cuidado con la cantidad, pues si se impregna una gasa alrededor del cordón con demasiada cantidad de este producto, se puede irritar la piel circundante y por ello prolongar el tiempo en que tarda en desprenderse el cordón. Más a menudo de lo que nos gustaría, se ven bebés con irritaciones en la piel de alrededor debido a este fallo. Hay veces que el lema de “más vale prevenir que curar” no debe aplicarse. El alcohol no deja de ser un producto que seca e irrita la piel –incluso en los adultos- por lo que, ¡moderación con su uso, por favor!
A pesar de lo que muchos os digan o hagan creer, las curas del ombligo del recién nacido no son excesivamente molestas para ellos ya que se trata de una especie de “piel muerta” que caerá por sí misma. Sin embargo, es cierto que hay que ir con cuidado, ya no solo para que no se infecte el cordón umbilical –o lo que queda de él- sino para que, en los días siguientes, no se creen eccemas , rozaduras o posibles infecciones.
Recuerda que, tener un control constante y focalizado en la cura del ombligo del recién nacido es muy importante, así como consultar de inmediato a tu pediatra si crees que se ha podido crear una pequeña complicación. Lo principal es que te lo tomes con calma y que no te angusties sin necesidad. El estrés y la ansiedad son parte del día a día de los padres primerizos pero es importante que recordéis que lo que hagáis estará siempre bien hecho.