EFECTOS DELETÉREOS DEL CONSUMO DE REFRESCOS “LIGHT” O “CERO”
En la actualidad, el problema de la obesidad y sus comorbilidades están suponiendo una epidemia a nivel mundial, por lo que cada vez son más las grandes empresas que crean y ofrecen productos de alimentación con la etiqueta de “0%”, “sin azúcares”, etc. En concreto, dadas las evidencias del perjuicio de la ingesta de bebidas azucaradas, son numerosas las campañas realizadas para promocionar los refrescos “light” o “cero”, alegando la toma de una bebida con similares características organolépticas pero sin los azúcares o las calorías que aportan los refrescos originales.
Sin embargo, estos productos no están exentos de efectos perjudiciales para la salud. Por ejemplo, se ha observado que el consumo habitual de bebidas dietéticas puede incrementar el riesgo de hipertensión, diabetes mellitus tipo 2, enfermedades del corazón, y otros problemas cardiovasculares. En un estudio realizado en varios estados de Norteamérica, en el que se incluyó a más de 5.000 pacientes, se observó que el consumo de tan solo un refresco dietético al día se asociaba con un incremento del riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2 y de aumento de la circunferencia abdominal del 67% y 36%, respectivamente.
Además, también se ha relacionado con la pérdida de densidad mineral ósea y la aparición de cálculos renales y deterioro de función renal a largo plazo.
¿Qué ocurre durante la hora siguiente a la ingesta de una bebida dietética?
– Salud dental: a los 10 minutos, el ácido fosfórico de las bebidas gaseosas producen erosión del esmalte dental, incluso con pequeñas cantidades.
– Metabolismo de las grasas: a los 20 minutos, puede aumentar la liberación y acción de la insulina, enviando señales erróneas al organismo de activación del almacenaje de grasa en el cuerpo.
– Adicción: la combinación de cafeína y aspartamo (edulcorante artificial) crean un efecto adictivo de corta acción por una vía neural similar a la que actuaría la cocaína. Por este mecanismo, se liberarían “excitotoxinas”, las cuales se ha visto que pueden atravesar libremente algunas regiones del cerebro y dañar neuronas mediante un proceso de hiperestimulación.
– Puede aumentar el hambre: las bebidas dietéticas pueden crear, a medio plazo, mayor sensación de hambre y de apetencia por otro producto dulce o edulcorado. Los edulcorantes artificiales pueden producir un descenso de la liberación de una hormona llamada leptina, que en el cuerpo humano ejerce un efecto de saciedad o inhibición del hambre.
No obstante, hay que tener en cuenta que la mayoría de estos efectos comienzan a tener relevancia cuando el consumo de estos productos se convierte en habitual. La BEBIDA IDEAL es el AGUA, pero una ingesta puntual de bebidas dietéticas puede formar también parte de una dieta equilibrada y saludable. La clave: la moderación.