Una de las consultas más recurrentes que suelen recibir tanto nuestra Matrona, Pediatra y Ginecóloga es cómo ponerle fin a las grietas en el pezón. Esto es mucho más de lo que muchas mujeres creen, sobre todo en madres primerizas.
Las grietas en el pezón, son pequeñas heridas o lesiones que se crean durante la lactancia, sobre todo por problemas de succión de los recién nacidos. No es algo desconocido para las mujeres pues, más de una mujer cercana a nosotras la ha sufrido durante el puerperio de su hijo.
Contestando a vuestras dudas: sí, las grietas en el pezón se pueden solucionar y, por supuesto, se puede poner remedio mucho antes de sufrirlas. La lactancia puede ser uno de los períodos más bonitos de vuestro hijo y un “infierno” para vosotras, excepto si sabemos qué debemos hacer para no sufrirlas o, en el caso de que las suframos, cómo ponerles remedio y fin.
Estos pequeños cortes profundos pueden tener formas muy distintas y, en su gran mayoría se debe a que el bebé no está mamando como debe. A no ser que, previamente, la mamá tuviese alguna contraindicación para poder dar el pecho. Como ya os hemos dicho, las grietas en el pezón son evitables y no es necesario sufrirlas para demostrar que sois “verdaderas madres”.
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Cómo evitar las grietas en el pezón
Mejorar y corregir la posición del bebé
Una de las cosas que a nosotros nos gusta compartir en nuestras clases de Preparación al Parto y en los Cursos de Puerperio en Casa, es enseñaros cómo debe colocarse el bebé a la hora de mamar.
Muchas mamás –por los nervios, las horas de las tomas y las hormonas durante el puerperio- se pueden agobiar y esto las hace que no siempre estén tan pendientes de la posición del bebé como deberían y prestan más atención al hecho de que el bebé no mama, que sienten dolor durante las succiones del mismo y, seguramente, al hecho de cuánta cantidad mama.
Uno de los principales motivos por el que salen las grietas en el pezón es porque el bebé roza el pezón con la lengua y las encías. Para evitar esto, es muy importante que introduzcamos toda la areola del pecho en la boca del bebé, para que así roce con la lengua y las encías solo la areola y no el pezón. Por supuesto, el bebé tiene que estar dirigido hacia el cuerpo de la mamá y para tener una buena colocación, es importante que se mantenga una regla: barriga contra barriga. Mamás, ¡no tenéis que inclinaros! Ya que esto hace que el bebé no se coja bien a la teta y no esté cómodo, lo cual hará que no mame a gusto y eso se traduce en más “virulencia” a la hora de succionar, creando futuras probabilidades para sufrir grietas en el pezón.
Identificar si el bebé está mamando bien o no es importante, se tiene que notar que traga, pero sin escuchar ruidos de succión. Por eso mismo, si la mamá empieza a escucharlos o ve que las mejillas del bebé no se están hinchando, lo más recomendable es que acomode al bebé más cerca de su cuerpo para que mejore la postura al mamar. Otra buena solución es ayudarlo a cogerse bien a la teta, haciendo que abra bien la boca y sus labios estén “doblados” hacia fuera. De este modo, nos aseguraremos de que coja más parte de areola que de pezón con la boca.
Evitar ropa muy estrecha
Uno de los mayores enemigos para una lactante es la ropa apretada y de materiales sintéticos. Está claro que todas nos queremos sentir guapa y más después de un parto y durante el puerperio pero, nuestro consejo es que, en la medida de lo posible y en los momentos que estés en casa, lleves esa camiseta de algodón de publicidad que te queda ancha y está un poco desgastada.
También te recomendamos que no lleves sujetadores muy apretados –aunque sean para lactantes- y, además, que evites llevarlos todo el día. Cuanto más rato puedan respirar fuera de la ropa mejor. Por eso, aprovecha tus momentos de tranquilidad para tumbarte con tu bebé en la cama, sin ropa, sin nada que oprima tus pechos. El hecho de que les dé el aire les ayudará a cicatrizar cualquier pequeña herida que tengan.
No limites el número de tomas de tu bebé
Otra cosa con las que muchas madres primerizas se agobian es con el tema de las tomas del bebé. Algo que intentamos dejar claro en nuestras clases en la Clínica es que cada bebé es un mundo. Hay algunos que comen más veces, pero menos cantidad y hay algunos que comen menos veces pero más cantidad. Hay algunos que son bueno comedores desde el principio y otros que menos, pero TODOS ellos saben cuándo tienen hambre. Por eso, da igual lo que hayas leído u oído, es mejor que escuches a tu bebé –siempre y cuando eso sea lo indicado para él y tanto el pediatra como la matrona estén de acuerdo en ello-.
El querer limitar las tomas cuando el bebé es muy pequeño hace que, a la hora de mamar, se agarre con mucha más fiereza al pecho y las succiones sean mucho más violentas porque tiene hambre. De este modo, seguir su ritmo a la hora de mamar es mucho más aconsejable –dentro de unos límites claro- para que no se creen gritas en el pezón a largo plazo.
Por supuesto, por mucho que a él o ella le guste una teta y/o una posición en concreto, es importante que se vaya alternando de teta y de posición, evitando así que una parte del pecho esté más expuesta y, por supuesto, mucho más susceptible que el resto, lo cual puede dar pie a que aparezcan grietas en el pezón.
Cuida de tus pechos
Obviamente, cuidar de tus pezones es muy importante para evitar las grietas en el pezón. Lo mejor para curar y cuidar tu pezón es la propia leche materna ya que tiene propiedades antibacterianas. Aplícate unas gotitas después de cada toma y, ¡listo! Si esto no fuese suficiente, la homeopatía tiene algunas opciones que pueden ayudarte como el Nitricum Acidum 9CH, que está recomendado para todo tipo de gritas –incluso las anales o las provocadas por dermatitis-; y el Graphites 9CH, ya que ayuda a la cicatrización cuando hay secreciones o costras.
Por encima de todo, es importante no exagerar con la limpieza y la desinfección del pezón para evitar las grietas, ya que podríamos estar eliminando las defensas naturales de la piel. Por otro lado, es importante que sepáis que aplicar cremas antibióticas o cicatrizantes no aceleran la curación más que lo hará vuestra propia leche.
Como veis, evitar y cuidar las grietas en el pezón es mucho más fácil de lo que parece. Por supuesto, no dar de mamar o dejar de dar el pecho –a no ser que este indicado por vuestro médico- no es recomendable pues se puede formar una obstrucción mamaria, provocando así una disminución de la leche. Por supuesto, una alternativa genial en el caso de mucho dolor o abundantes grietas es el sacaleches. Así que, mamis del mundo, ¡ya no hay que temerle a las grietas en el pezón porque tienen solución!